Archivo de la etiqueta: cerezos

Hanami: los cerezos en flor y la fugacidad de la vida

Publicado en: Urbanikkei. La revista de la cultura japonesa en la Argentina, Año 12, 2011, Número 127. R. N. P. I. en trámite, Buenos Aires.

El cine se caracteriza por ofrecer una mirada diferente, poética, donde films en ocasiones nos estremecen el alma. En esta nota se busca rescatar la belleza en lo efímero de la vida, fugacidad también presente en las diferencias entre padres e hijos, los encuentros y desencuentros familiares.

Se ofrece aquí una nueva mirada sobre las películas: Tōkyō Monogatari(東京物語)” (1953) de Yasujiro Ozu y “Kirschblüten – Hanami (traducida como Cerezos en flor)” (2008) de Doris Dörrie. Ellas nos ofrecen a la vez, la admiración por lo transitorio y la aceptación de nuevos comienzos.

 

“Nunca es tarde para cumplir un sueño

y empezar a vivir”

Hanami es una festividad que se celebra en Japón, al terminar el invierno y comenzar la primavera. Se celebra y contempla la flor del Sakura, símbolo del país. El rasgo más sobresaliente de la flor del cerezo es que tiene una vida muy fugaz, de tan solo unos pocos días. Sin embargo, su floración, consistente en miles de pequeñas flores de color rosáceo y blanco, invaden y embellecen todo alrededor. Esas pequeñas flores portan una doble delicadeza: su corta duración y su finura.

De ahí que Hanami se asocia a dos significados: por un lado, el final de los tiempos difíciles del invierno y el florecer de una nueva vida con la primavera; y por otro, la fugacidad de la vida, el contemplar su belleza mientras dura… puesto que pronto desaparecerá de nuestra mirada, como el cerezo en flor.

En este contexto es que cobra especial significado la película “Cerezos en flor”, una versión libre de “Tōkyō Monogatari”. Nos sumerge en la soledad de los padres cuando ya no quedan hijos en el hogar. En ambas películas los padres viajan y visitan a sus hijos en sus casas. Allí veremos las diferentes percepciones del tiempo que tienen los padres y los hijos… las diferencias generacionales saldrán a luz tanto en sus hijos como en sus nietos: las nuevas generaciones “no tienen tiempo” para atender a sus padres. La historia de los padres, visitando a sus hijos, nos muestra cómo los padres y los hijos se redescubren, reconociendo que ya no se conocen, ya ninguno es lo que era.

En “Cerezos en flor”, la rutina es lo que llena el vacío hogareño del esposo, Rudi. Su mujer, Trudi, es una apasionada de la danza Butoh. En esta danza se redescubre, con esta danza ella puede ser libre, danzar con su sombra: su otra desconocida para sí misma. Como lo dirá Yu –un personaje entrañable, una niña huérfana que a través de la danza Butoh, dialoga  con su madre muerta-: el Butoh le permitirá danzar con las sombras, los muertos y los vivos, le permitirá sentir el viento y sentir su sonido, como si fuera el susurro de las sombras… Es una danza que en el film ‘casualmente’ trascurre en un parque colmado de florecillas de Sakura, la flor que nos recuerda la fugacidad de la vida.

Trudi, por amor a su esposo -quien se avergüenza por la danza de su mujer-, renuncia a su pasión: el Butoh, y sin saberlo, renuncia a su vida, aceptando vivir en el encierro hogareño…El poema que ella escribe a “la mosca”, a su «efímera existencia de un día”, da a entender que ella vive la vida consciente que es apenas un instante…

Abismo intergeneracional

El abismo entre las generaciones es un tema latente en ambas películas. En  “Cerezos en flor” al llegar los abuelos a la casa de una de sus hijas, vemos a los niños ensimismados, con un videojuego portátil cada uno. En el primer encuentro después de largos años de no verse abuelos, padres e hijos, notamos que los personajes no tienen tema de conversación. Hay un vacío entre sus vidas. Cada uno en su interior sabe que ni sus hijos son sus hijos, ni sus padres son lo que eran. El tiempo ha acontecido en cada uno, cambiándolos, haciéndose desconocidos unos a otros. Son los nuevos tiempos «modernos» los que alejan a los hijos de sus padres. Es la actitud de andar por la vida corriendola, como si fuera una alocada carrera, la que aleja a los hijos de sus padres. Hay una crisis de valores en los hijos, que los distancia abismalmente de sus padres. Y el cerezo en flor nos hace pensar ¿correr tanto para qué?. De allí que hay que aprender de la actitud de los padres, que se detienen a contemplar en cada hijo y en cada ser que lo rodea, a una flor que se desvanecerá.

En “Tōkyō Monogatari”, cuando la abuela pide dar un paseo con el más pequeño, tras andar un rato, le pregunta: “¿qué quieres ser cuando seas grande?” Y sin que el niño responda, ella agrega pensativa: “¿dónde estaré yo cuando tú seas grande…?”.

Hanami: La fugacidad de la vida… y la muerte.

Un aspecto que en ambos films aparece también, es el comentario de los hijos ante la muerte de uno de sus padres: “Qué rápido pasa la vida…”. Si recordamos que en ambas películas, todos los hijos sin excepción se quejaron de la abrupta visita de sus padres, dado que todos “estaban muy ocupados y sin tiempo para estar con ellos”; tras la muerte y como arrepentidos del poco tiempo dedicado a sus padres en su visita, el otro comentario ha sido: “Si hubiéramos sabido que moriría… le hubiéramos dedicado más tiempo”. Cada uno de sus hijos ha estado, en distintos grados, sumido en su propio egoísmo. Ninguno de ellos ha dejado su rutina, su trabajo, su “comodidad”, para escuchar  y dar lugar en sus vidas a sus padres.

Paradójicamente,  ha sido un extraño a la familia quien los ha acogido de buen  gusto. En “Tōkyō Monogatari” ha sido la nuera quien se ofrece para llevar a pasear a los padres de su difunto esposo, pidiendo el día en el trabajo, y no sólo eso: sabiendo que le descontarán el día en su sueldo. Ella los lleva y los recibe en su casa con placer, disfrutando de su compañía. Y será el mejor recuerdo, la mejor compañía y la mejor estadía que reconozcan sus padres.

En “Cerezos en Flor”, también es la nuera quien los llevará a pasear y recorrer la ciudad, puesto que las ocupaciones de uno de sus hijos, aun tras prometerlo, lo excusarán. Y, extrañamente, la propia hija recibe a sus padres con bastante hostilidad, decidiendo éstos partir aún en tierras y lugares desconocidos.

Los hijos no tuvieron la capacidad de hacer una pausa, de salir de su cotidianidad, para recibir y contemplar en sus padres, la flor del Sakura.

Por si fuera poco, en ambos films aparece un hijo que vive más lejos. Estos hijos, cuyo grado de egoísmo en sus propias ocupaciones, en su propia vida, en ningún caso se encontrarán con sus padres mientras viven, y sólo podrán llegar al velatorio. Ellos se quebrarán en llantos, reconociendo que ya es demasiado tarde. No supieron valorar a sus padres mientras vivían. No supieron ver en sus padres, y en sus propias vidas, la flor del cerezo, que sólo embellece nuestros días por este mundo fugazmente.

Estos films nos recuerdan una vez más que hay que saber escuchar a los padres, saber apreciar su efímera existencia, aprender de la flor del Sakura a valorar cada vida como única e irrepetible, contemplando su belleza y su sabiduría mientras duran. Y nos recuerdan, como decía el tráiler del film “Cerezos en flor”: “Nunca es tarde para cumplir un sueño y empezar a vivir” con esta nueva actitud ante la vida.

Más información – Fichas técnicas

CEREZOS EN FLOR
(Kirschblüten – Hanami)

Dirección y guión: Doris Dörrie.
Países:
Alemania y Francia.
Año: 2008.
Duración: 127 min.
Género: Drama.
Actores: Elmar Wepper (Rudi), Hannelore Elsner (Trudi), Aya Irizuki (Yu), Nadja Uhl (Franzi), Maximilian Brückner (Karl), Birgit Minichmayr (Karolin), Floriane Daniel (Emma), Felix Eitner (Klaus).
Producción: Molly Von Fürstenberg y Harald Kügler.
Música: Claus Bantzer.
Fotografía:
Hanno Lentz.
Montaje: Inez Regnier y Frank Müller.
Diseño de producción: Bele Schneider.
Vestuario:Sabine Greunig.

Tōkyō Monogatari (東京物語)

País(es): Japón

Año: 1953

Género: Drama

Duración: 136 minutos

Idioma(s): japonés

 

Dirección: Yasujirō Ozu

Producción: Takeshi Yamamoto

Guion: Yasujirō Ozu – Kōgo Noda

Música: Kojun Saitō

Fotografía: Yuharu Atsuta

Actores: Chishu Ryu

Chieko Higashiyama

Setsuko Hara

Haruko Sugimura